La alimentación es un proceso que nos acompaña a lo largo de
la vida, a través de la cual obtenemos los nutrientes que nos permiten cubrir
los requerimientos del organismo.
Una buena alimentación favorece el desarrollo y el rendimiento
escolar. Si los niños están bien alimentados atenderán más y aprenderán mejor.
Por eso es conveniente que desde muy pequeños prueben y coman
todos los alimentos y preparaciones de la dieta mediterránea como: lácteos,
cereales, frutas, carnes, verduras, legumbres y pescados, así como también el
aceite de oliva.
Cabe recordar que el primer aprendizaje alimentario y el más
importante se produce en el núcleo familiar. Así el comedor se convierte en un
espacio donde llevar a cabo la educación alimenticia en coordinación con la
familia.
El menú se debe planificar de una manera variada que facilite
una ingesta saludable, equilibrada y adaptada a las edades y necesidades de los niños.
Ellos pasan muchas
horas en la escuela donde además de ingerir alimentos adquirirán hábitos de
alimentación, a esperar turno y aprenderán a compartir.
En definitiva el comedor escolar nos ayuda a poder introducir
de forma progresiva nuevos alimentos, además ayuda a potenciar comportamientos
y habilidades que facilitan la destreza y las actitudes para comportarse en la
mesa y tener una alimentación balanceada.
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