Van pasando las semanas y la clase comienza a afianzarse.
Día a día descubro la personalidad de cada peque:
El que me mira y sonríe…
El que guarda su osito y su chupete en la mochila porque ya
se siente seguro y no lo necesita…
El que se aferra a mi
pierna para darme un gran abrazo…
El que entra llorando y al cerrar la puerta corre a realizar
la actividad…
El que me imita…
Nos vamos conociendo y todo va siendo más fácil…. ya surge
solo.
Además de muchas actividades, hemos comenzado a trabajar el
otoño, el círculo y por decisión unánime de la clase, y sin planificar el
proyecto: “La Música”.
Todos los días en nuestro rincón musical tocamos la guitarra
y cantamos.
Los peques me han sorprendido trayendo a clase, eso sí, con
muchísima ilusión, sus instrumentos musicales; la música nos contagia de alegría
compartida; así comenzamos nuestro proyecto: con ilusión, fuerza y muchísimas
ganas.
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